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“Esta reseña(sic) ya se escribió
un mínimo detalle que cambió.
Cerca del final
solo falta un paso más,
siente un déjà vu
déjà vu.”
Gustavo Cerati (1959-2014)
Traigo al mejor músico de la Argentina para la nueva historia. Obvio que Gustavo es el mejor y creo que va a tener mucho que ver con lo que me pasó un tiempo después de leer Rabia de Sergio Bizzio.
Empiezo con el concepto déjà vu, definido por la internet como “tipo de paramnesia del reconocimiento de alguna experiencia que se siente como si se hubiera vivido previamente”. Todos vivimos este tipo de experiencia alguna vez en nuestras vidas. Yo lo vivo seguido con el arte. Siempre me pasa que eso que leo o veo ya lo viví. El que les cuento hoy fue uno de los más graciosos que sufrí porque la incertidumbre de no saber dónde había visto eso duró meses hasta que me di cuenta
Soy de los que creen que los temas para escribir o para la vida en general son finitos. Mi profesor de taller cree que sólo escribimos sobre el amor, la vida y la muerte. Christophe Booker (qué apellidito) trabajó treinta años para escribir su teoría y resumir en SIETE argumentos básicos todas las historias del mundo. Me parece gracioso ese intento de sistematizar el arte y quiero contarles brevemente estos siete plots antes de entrar de lleno a la historia y el libro del día. Estas son las categorías:
- “Vencer al monstruo”: donde el protagonista tiene que derrotar una fuerza maligna que lo amenaza al protagonista o al mundo que lo rodea.
- “De la pobreza a la riqueza”: incluye todas esas historias que conocemos como “La Cenicienta” o “Aladdin”
- “La búsqueda”: son esas historias que el héroe y sus acompañantes se proponen conseguir algo o llegar algún lugar.
- “Viaje y regreso”: son aquellas donde el protagonista va a una tierra extraña y aprende lecciones importantes de ese periplo.
Acá se pone un poco más vago el querido Booker y categoriza la “comedia” y la “tragedia”. - “Comedia”: son las historias, donde además de humor, hay conflictos que se resuelven favorablemente y en una sola acción casi milagrosa.
- “Tragedia”: donde vemos a todos esos personajes que por un error grave o un defecto de su personalidad caen en la ruina. Todo nos provoca lástima por la locura y caída de un personaje que en principio es alguien bueno.
- “Renacimiento”: en estas historias, los personajes por un evento particular comienzan a cambiar sus costumbres y a crecer interiormente.
Claramente, en esta tarea estúpida que fue resumir la sistematización que hace Booker vemos que es imposible categorizar todo en siete argumentos básicos. Tan es así que al amigo Booker le sucedió lo mismo y hacia el final del libro agrega dos categorías más: “la rebelión antisistema” y “la novela detectivesca” (misterio). ¿Qué pienso yo? Como dije, los seres humanos no somos tan originales como nos creemos y que tanto en la vida como en la literatura tenemos un número determinado de reacciones posibles, pero ponerme a sistematizarlas me cansa ya de solo pensarlo.

Ok, Guido, prometiste hablar de un libro al menos y ni siquiera lo mencionaste. Tienen razón. El libro de hoy es Rabia de Sergio Bizzio y lo puedo definir como “una trompada”. Una noqueadora. Me voló la cabeza cuando lo leí y me pregunté a dónde había estado este libro y este autor (que dicho sea de paso no volví a leer).
La historia de Rabia comienza con una historia de amor, o calentura que para el caso de José María y Rosa es lo mismo. En la primera página, los vemos a los protagonistas en la cama y nuestro albañil semental y pasional le pide la cola a su novia Rosa, una chica que trabaja como mucama en la mansión de los Blinder. Ellos se encontraron en la fila del Disco; me encanta que sea en ese supermercado porque viví toda mi vida arriba del Disco de Bulnes y Beruti. Hacen el amor en un telo todos los sábados y, a veces, los domingos. No les daba para más por la plata que tenían. A veces, paseaban, pero preferían encerrarse en el hotel.
Un día Rosa invitó a José María a conocer la mansión. Él no podía creer el tamaño de la cocina que fue lo único que se le permitió conocer. En la misma época, empezó a tener problemas en el barrio. Se peleó con el portero, con otro vecino y con el capataz de la obra. Un día, zas, en un ataque de ira José María comete un asesinato. Y no les quiero contar más.

Año 2019 y todo el mundo comienza a hablar de una gran película coreana. Amo Corea del Sur, amo el kimchi y uno de mis restaurantes preferidos de Buenos Aires es Na Num. En el año 2018, cuando Sampaoli decidió jugar sin 9 y perder contra Francia yo me encontraba en Moscú. Tenía días libres y dinero fresco (había revendido entradas hasta la final), y casi me decido por conocer Corea, estaba a ocho horas, pero no. Y ahora nunca más, claramente. Entonces, me tuve que conformar con ir a ver Parasite al cine y lo que le debe haber pasado a la mayoría, me sentí súper incómodo en la butaca durante toda la función. Pero mi incomodidad era mayor y crecía con el pasar de los días, las semanas y los meses. No podía saber por qué, pero yo esa historia de Parasite la tenía de algún lado.
Hasta que un día me mudo y empiezo a ordenar los libros. Aparece Rabia y se produce el milagro en el cerebro. Dos neuronas se conectan y hacen algo que debe haber estudiado mi hermana en la Facultad de Medicina. Relaciono el libro argentino con la película coreana. Miralo al Boon Joon-Ho como le robó la idea al pobre Sergio. Obvio que no lo creo, pero me parecería muy gracioso que así hubiese sido. Seguramente, terminen el libro, ya conozcan la película y me digan “Guido, qué te fumaste, nada que ver una cosa con la otra”. Y yo les contestaré: “A mí qué me importa, en mi cabeza funcionó. Preguntale a mi hermana.”
Lean Rabia, vean Parasite y coman las girgolas ahumadas con kimchi asado, queso regianito y puré de coliflor de Na Num. Háganlo en cualquier orden y, tal vez, cuando lo hagan tengan un déjà vu o una sinapsis según me acaba de explicar mi hermana .