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Bienvenidxs nuevamente a este rincón de La La Lista donde predicamos sobre las producciones contemporáneas del cómic Argentino, que no para de gestar material interesante para los ojos hambrientos. En esta ocasión vamos a hablar sobre cuatro historietas nacionales que comparten un elemento en común: historias sin diálogos, donde el texto es (casi) inexistente. Este es un espacio seguro donde no vamos a juzgarte por preferir los dibujos por sobre el texto en un libro.
Puede parecer algo trivial, pero el viejo tip narrativo “Muestra, no lo cuentes” se vuelve más interesante cuando se pone en práctica en un comic. Crear una historia sin diálogos parece fácil en el cómic, pero se ponen en juego las herramientas narrativas del autor, su capacidad para resolver en la página situaciones de forma tal que puedan ser correctamente legibles. En un medio donde generalmente los globos de texto marcan la pauta de cómo leer la serie de viñetas en una página, la narración ilustrada sin textos de apoyo se vuelve una tarea donde la construcción de las secuencias en viñetas debe contener la información suficiente para que el lector pueda comprender la historia sin perderse en el proceso.
Una historieta sin diálogos bien hecha es un deleite particular. Permite apreciar una faceta poética del autor y su estilo en una manera peculiar y destilada. La ausencia de la dimensión del texto en la narración puede ser una excusa para aventurarse a relatos distintos, donde se despliega el arsenal de recursos particulares del lenguaje y los ritmos narrativos de la historieta. Cuando se realiza correctamente, el resultado es una obra única, un manifiesto de la forma que tiene un autor de abordar temas y sensaciones que exceden las palabras. De las historietas producidas en los últimos años en el ambiente local, seleccionamos las siguientes historias que abundan en calidad pero carecen de palabras.
El Día más Largo del Futuro – Lucas Varela (Hotel de las Ideas)
Esta historia, originalmente publicada en la revista de historietas Fierro y luego editada en formato libro en el 2016, está ambientada en una distopía futurista, un mundo donde rige una corporatocracia manifestada en dos compañías en conflicto permanente por el control de la población mediante tácticas de consumo y un estado de vigilancia constante. Allí, la vida cotidiana de un simple oficinista cambiará en el momento que se tope con un maletín llegado del espacio exterior.
El día más largo del Futuro es, ante todo, una comedia espacial llena de enredos. Su protagonista y el entorno en el que se desarrolla la historia recuerda a grandes joyas del cine clásico como Tiempos Modernos o Metropolis tamizadas por la psicodelia (también sin diálogos) de las historietas de Jim Woodring. Un relato donde, más allá de encontrarse un tono cómico, lo que se retrata es un modelo futurista y delirante de sucesos e instituciones más cercanos a la realidad que vivimos de lo que nos gustaría.
El estilo gráfico de Lucas Varela es soberbio y está puesto al servicio de una narración tan acelerada y caótica como fluida y rítmica. En este libro pueden no haber diálogos, pero los sonidos de los lazers golpeando contra las paredes, las turbinas de las naves despegando y los cogs de los robots marchando se presentan a lo largo de todas las páginas. Un libro altamente recomendable para todo amante de la ciencia ficción, el humor o ambas.

Perro – Renzo Podestá (Szama Ediciones)
Renzo Podestá es un autor visceral. Cada historia suya destila un espíritu Anarquista anti-establishment, donde la violencia no teme asomarse entre las viñetas y la sangre salpica en la cara del lector. En esta historia, Podestá retrata sin usar ni una palabra un sistema opresor en un mundo deforme, un espejo retorcido que nos muestra el lado más oscuro de las políticas del poder (la católica especialmente). En esta Sin City las monjas usan trajes BDSM, abundan las mascaras de cuero y la tortura es práctica tácita de las instituciones opresoras.
En cada página, Podestá demuestra su manejo del alto contraste entre el blanco y el negro. A tono con la acción representada en sus páginas, los dibujos parecen nacer desde el negro más profundo. En medio de esa oscuridad, un personaje anónimo se arma de coraje y se enfrenta de cara contra todo el conglomerado del mal. A través de sus ojos podemos ver el horror de frente, pero también hay instantes donde la compasión y la ternura florecen, para marchitarse al poco tiempo.
Perro es una historia que no se priva de explicitar de la violencia, la fetichización de los cuerpos y de los impulsos sanguinarios. Sin embargo, no es un show gratuito. Cuenta con la distinción de estar narrado de una manera ejemplar, utilizando muchos recursos narrativos del medio: en Perro se ausentan las palabras, pero los símbolos concretos del poder y los gestos del dolor hablan en mayúsculas.
Hay un aspecto particular de este libro para destacar, un último gesto experimental en su relato: Además de la ausencia del diálogo, Perro se caracteriza por tener dos finales distintos. Así que ya saben, si se encuentran con una copia del libro y al terminarlo les llamó la atención, les queda otro desenlace por encontrar.

El Observador Silencioso – Roberta Di Paolo (Wai Comics)
Es un ejercicio bastante difícil el poder describir el libro de Roberta Di Paolo, ubicada en los márgenes de la historieta experimental (la especialidad del catálogo de Wai Comics). Carente del concepto clásico de viñetas pero imposible de reducir simplemente a una sucesión de ilustraciones, El observador silencioso es una reflexión sobre la inmanencia de los árboles como seres. Nacido desde la meditación de la autora respecto al viejo dicho “si un arbol cae en el bosque y nadie lo escucha, hace ruido?”, es una obra que busca encontrar respuestas sobre la esencia de los árboles, intentando acercarse a ellos en sus propios términos.
Se puede sentir al atravesar las páginas del libro el proceso de la autora en su búsqueda experimental: Hay un acercamiento no solo desde lo visual sino también desde lo táctil, el frotagge como técnica para registrar las texturas de los árboles, poniendo la hoja directamente sobre las cortezas y las hojas. También el tiempo aparece en el libro como un factor que marca el sentido de la lectura. El tiempo pasa distinto para los árboles y para los humanos: el ejercicio de intentar descifrar la esencia de los árboles solicita tanto en el trabajo de la autora un detenimiento para el registro (de la luz sobre las hojas, de lo estático y lo móvil) como en el lector activo un detenimiento especial sobre cada página que solo ocurre cuando uno intenta des-naturalizar lo que da por sentado.
Que los árboles que vemos todos los días en todas las cuadras mientras paseamos están ahí “porque sí” parece ser una construcción de sentido que Di Paolo quiere resignificar. Como si se tratase de un extraterrestre que cae a nuestro planeta para documentar sus formas de vida y empezara por uno de los seres más viejos de la tierra, con la luz y el ojo como únicas formas de llegar a una comprensión cuando las palabras no son una opción. Al finalizar la lectura visual, surge una reflexión: ¿Quién es El observador silencioso? Somos nosotros? ¿Son los árboles reflexionando sobre la existencia alrededor? En mi caso, varias veces he pasado por sus páginas y aun no puedo dar con la respuesta, pero siempre que me meto siento que sé un poco más sobre un secreto dicho en un lenguaje que aún no conozco.

Mi Cuerpo, un Bosque – Maelitha (Barro Editora)
En esta obra también aparece la naturaleza del entorno como agente narrador. En Mi cuerpo, un bosque, Maelitha explora la experiencia y el sentido de la maternidad a través de dos personajes femeninos en el norte Argentino del siglo XIX. A lo largo de la historia será el entorno salvaje y sus habitantes animales y vegetales los que ayuden a estos personajes a atravesar momentos y tribulaciones difíciles de poner en palabras. Estas mujeres son reunidas por circunstancias extraordinarias, sus caminos encontrados en la encrucijada entre la vida y la muerte, donde el instinto animal coexiste con la sensibilidad humana.
El resultado es una obra tan hermosa como cruda e inmediata. El trazo inconfundible de Maelitha construye una metáfora visual que no necesita de diálogos para plantear reflexiones atemporales. ¿Es la maternidad un asunto meramente biológico? ¿Cuanto tiene de anhelo y cuanto de instinto? ¿Es la fertilidad -en un cuerpo femenino, en un bosque- un valor determinante? ¿Qué sucede con el deseo de generar vida cuando el terreno es árido? Al final, como decía el doctor Ian Malcom en Jurassic Park, “La naturaleza encuentra un camino”.
Maelitha es una de las autoras que participó de la antología PIBAS y figura emergente de la escena fanzinera de Buenos Aires. Se encuentra dentro de la colección Genesis de Barro Editora, plataforma para autoras de historieta en la búsqueda de generar su primera obra que exceda la longitud general de un fanzine autopublicado.

¡Esto ha sido todo por esta entrega! Espero que hayan encontrado dentro de estas reseñas alguna que les genere el entusiasmo suficiente para que lleguen a sus manos y encontrarse con la fascinante lectura plenamente visual de los comics.