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Traducido al español por Julián Alejo Sosa.

Un recubrimiento de hielo (más de lo esperado) descansa con calma sobre un caldo marrón. Cuando se empieza a derretir, lo hace más rápido que un glaciar del polo norte, crujiendo y desprendiéndose lentamente para dejar a la vista un trozo largo de carne. Una maraña de fideos soba oscuros piden a gritos que los corten con un par de tijeras con mango rosa pastel. Hay que cortarlos, tal como nos lo explica el mozo con cierta indiferencia, pero amablemente, confiado de que somos turistas en esta parte de Buenos Aires.

El naengmyeon es un plato que tiene siglos de antigüedad y surgió en las cocinas más prestigiosas de Pyongyang y Hamhung en Corea del Norte. Por más extraño que parezca, fue creado para combatir los inviernos despiadados; los fideos soba se enfrían y luego se sirven en un caldo ácido que, a menudo, lleva una cucharada abundante de gochujang, una pasta roja de chile fermentado. Luego de la Guerra de Corea, la receta se popularizó a lo largo de toda la península. Durante los veranos porteños sofocantes, en casi todas las mesas de lugares como Singul Bongul, los comensales disfrutan un plato.

El restaurante se encuentra en el límite de Flores y Floresta, una zona llena de mercados y restaurantes coreanos familiares, donde las innumerables tiendas de ropa le dan fama al barrio. Entrás a un mercado y el traqueteo constante de los carritos llenos de cajas de ropa que van de un lado a otro por el barrio pasa a un segundo plano, ya que tu cerebro se empieza a saturar de información ante tantas salsas caseras de langostinos, mandus congelados (dumplings) y cuencos abundantes de kimchi rojo.

La matriarca Susana Kim muy probablemente te reciba en la puerta con sus mejillas sonrojadas y un gesto suave de su mano con el que te señala la mesa; a menos que, claro, esté comiendo con su grupo de amigas. Cualquiera sea el caso, nunca podrás alejarte de su mirada. El comedor de paredes naranjas y azules forma parte de una casa antigua que atrás dejó sus días de gloria.

El menú ofrece seis variedades de fideos y todos pueden venir con o sin caldo, con o sin picante, gruesos o finos. El mul naengmyeon, o fideos soba en un caldo frío de carne, tiene una dulzura que te arrastra inesperadamente como una corriente de resaca hacia el mar. Un estallido frutal en el caldo, que parece casi como un pickle de sandía, avanza por debajo de tu lengua y se dispara directo hacia el fondo de tu garganta. Algunas notas de ciruela disfrazadas como triángulos crudos de daikon y algunos trozos de zucchini le agregan cierta acidez al plato. Personalmente, prefiero el bibim naengmyeon, que te lo traen con el caldo aparte para poder controlar la acidez. Los fideos soba son levemente más duros para masticar, pero bastante satisfactorios, y tienen una dulzura lánguida que aparece al final. Por otro lado, la salsa picante a base de mostaza es capaz de descongestionarte la nariz y recibirte con una cachetada de bienvenida que tanto estabas esperando. Pero fijate que no se te vaya la mano porque podés terminar con la lengua toda dormida: sería el equivalente a comerte una bola entera de wasabi.

También pueden pedirse unos cuencos calientes de kimchi jigae, donde el kimchi, el tofu y la carne de cerdo viene sumergidos en un caldo picante rojo, cuyo sabor fermentado y grasoso se queda dando vueltas por la boca por un tiempo hasta que el kimchi y los cubos de cerdo desaparecen, lo que genera que la sopa quede más suave y se desglose mejor. De pronto, vas a sentir una acidez alimonada y una dulzura distante, como si empezara a aparecer una manzana o una pera inmadura. El al tang se perdió en la traducción: la hueva dorada diminuta que esperábamos terminó siendo un saco de huevos inmenso y venoso que parecía una mezcla de chorizo fresco con picadillo de carne sin el sabor agradable.

Por otro lado, pueden pedirse una caballa entera freída en el momento. Prepárense para que lxs comensales más sofisticadxs lxs miren fijo cuando dejen de separar la carne suave de los huesos con delicadeza y empiecen a devorar al pescado con las manos hasta las espinas. El bulgogi se queda a mitad de camino, pero los trozos suaves de cerdo marinado en una gochujang casera son extremadamente adictivos. No te vayas sin probar el bibimbap: arroz blanco pegajoso acompañado con zanahorias, brotes de soja, un huevo frito y algunas tiras de cerdo. Ponele la salsa gochujang con gusto a barbacoa que te traen en un cuenco pequeño y mezcla todo.

En lo que respecta a la bebida, cada plato trae un vaso metálico de agua fría. Pero si querés entrar en calor, pedite un soju, un licor de arroz astringente, en caso de que la sopa de kimchi no sea suficiente.

Singul Bongul

Dirección: Morón 3402, Floresta.

Horario: lunes a viernes de 10:30 a 15:00 y de 16:00 a 20:00; sábados de 10:30 a 15:00.

Platos recomendados: bibim naengmyeon (fideos soba fríos picantes), bibimbap (arroz blanco con carne y vegetales), cheiuk bokkum (cerdo salteado en salsa picante), kimchi jigae (estofado de tofu y kimchi).

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