To read the English version of this post, click here.
¡Bienvenidxs nuevamente a esta columna de La La Lista dedicada a celebrar el cómic independiente argentino! En esta ocasión, la celebración es doble ya que marzo es el mes donde nos enfocamos en las producciones y expresiones feministas en diversos medios. Como ya lo hemos visto en entregas pasadas, el cómic independiente argentino (por suerte) es un medio donde se encuentran cada vez más producciones realizadas por mujeres, con un enfoque feminista e intersectorial en constante crecimiento.

Fuente: Maten al Mensajero y LatFem
Justo a tiempo para la ocasión, llegó a mis manos Fantástica Violeta, publicación antológica publicada a fines del 2020 que surgió como fruto de la colaboración entre la editorial Maten al Mensajero, la cual mantiene hace años un interés en la historieta independiente y LatFem, agencia de periodismo feminista que funciona desde Argentina pero cubre noticias en toda la región Latinoamericana y del Caribe desde el 2017. Estos dos proyectos unieron fuerzas con el motivo de generar una antología de relatos ilustrados con un enfoque feminista, para el cual seleccionaron 10 trabajos con el criterio de un jurado conformado por Kiti López (ilustradora oficial de LatFem), Elizabeth Lerner (editora de Maten al Mensajero) y Jazmín Varela como ilustradora invitada (e ilustradora de la portada).
Lo primero que salta a la vista al leer todas las historias que conforman Fantástica Violeta es el compromiso de cada autorx con el enfoque de la publicación. Más allá que en muchas publicaciones antológicas existe un núcleo temático que une a todos los relatos, en este libro se lleva un paso más allá: se puede percibir el vínculo personal entre el autor y el tema que elige abordar en su historia. Más allá de que se trate de una historia autobiográfica o una fábula fantástica, en cada una de ellas uno puede percibir que la inspiración está atada fuertemente a cuestionamientos, celebraciones o problematizaciones personales respecto de la sexualidad, el rol de la mujer y los cuestionamientos respecto a las imposiciones hegemónicas sobre el cuerpo femenino.

Es sobre esta noción del cuerpo como campo de batalla discursivo donde algunxs autorxs presentan sus armas, dispuestxs a desnaturalizar los rituales que se disfrazan de vida cotidiana y enquilosan el rol de lo femenino en la sociedad: En Gorda, (Malena Guerrero ilustrando un guión de Alejandra Benz) se agita un grito de batalla que transforma la culpa y el odio generado por la gordofobia en una exclamación de soberanía corporal. Tatuaje (Paula Sosa Holt) y Las Tetas de Mamá Vaca (Titihoon) funcionan como historias testimoniales que celebran el cuerpo propio y lo que unx hace de él, mientras que en Afuera es Carnaval (Lucía Vera ilustrando un guión de Paula Ferraro) y Odisea en el Orgasmo (Estrella Mergá) se explora sin culpa ni tapujos el deseo y el potencial erótico que genera la relación de unx con su sexualidad.
Aparecen también relaciones interesantes entre distintas historias y sus temas. En La Nona (Angie Cornejo) se explora la mirada de la protagonista sobre su abuela, contemplando su rol como reforzadora de los pactos silenciosos que sostienen al patriarcado sin dejar de reconocerle la influencia positiva en su vida. Mientras tanto en Soñar el género (Rouse) se explora un hermoso ritual onírico del que participan una muchacha y su abuela, basado en la sociedad Yuma y su organización social no-jerarquizada por los géneros.

Por su parte, La Entrega Final (Juana de Marco) pone el dedo en la llaga de la representación del cuerpo femenino en las publicidades y el rol (entre cómplice y mártir) de quienes tienen que producir piezas gráficas y perpetuar esos rasgos hegemónicos, mientras que Felicidades Señorita (Pinesca) contrasta con una mirada infantil el trauma personal con la significancia social para lxs adultos de la primera menstruación de una niña. Por último, Identidad baiamor (Julian Gabriel) construye una fábula mutante que funciona como una ruptura al binarismo y una exploración fantástica a la transición de género.
Como toda antología, Fantástica Violeta no tiene como función ser del agrado del lector en su totalidad. Siempre habrá a criterio del consumidor algún aporte mejor o peor y es difícil no juzgarlas en una métrica de gusto personal. En el nivel gráfico, se encuentran registros y enfoques estilísticos muy diferentes. Pero si bien podría juzgarlos por su nivel y destacar algunos casos donde parece haber más profesionalismo o un trazo más entrenado que en otros, también se podría destacar un criterio de selección del material que presenta un amplio rango de estilos gráficos del más complejo al más amateur.

Esto, en última instancia, sirve para celebrar la libertad en el acto de graficar y construir un relato personal con las herramientas a disposición para contar la verdad que llevamos dentro, y un gesto que celebra la libertad a la hora de crear desde el dibujo y de sumar a más personas a animarse a realizarlo con su propia forma de acercarse al medio. Al respecto de esta celebración, me es imposible cerrar este artículo sin mencionar un gran aniversario que aconteció hace poco: los diez años de la publicación del libro Virus Tropical de la autora PowerPaola.
En Instagram se celebró bajo el hashtag #virustropical10anios el impacto que dejó esta obra fundacional en toda una generación de ilustradoras, compartiendo testimonios personales alrededor de su lectura del libro y compartiendo la marca indeleble que dejó para la posteridad.
Así fue que en los últimos días, autoras de historieta que han formado parte de las reseñas que hemos hecho en este espacio como Sole Otero, Delius, Titihoon, Camila Torre Notari o Mariana Ruiz Johnson han compartido ilustraciones para la ocasión junto a bellos testimonios al respecto de su experiencia leyendo por primera vez ese libro.
Virus Tropical es una historia autobiográfica de la autora nacida en el Ecuador pero que vivió en Colombia (Medellín) gran parte de su infancia y adolescencia, período que cubre esta obra. Comenzó como una serie subida allí por el 2010-2011 en el blog argentino de historietas autobiográficas Historietas Reales. No solo fue un hito en el sitio y un big bang dentro del cómic latinoamericano, sino que funcionó como la chispa que invitó a muchas jóvenes a contar desde el dibujo sus experiencias, inspiradas por la libertad y el despojo del estilo de PowerPaola. En todos y cada uno de los posteos que se realizaron a modo de celebración, se puede percibir la semilla que plantó y las barreras que derribó en aquellas personas que se sintieron desde entonces menos temerosas y más animadas a narrar desde el dibujo.
PowerPaola no sólo fue una referente desde su obra, sino que generó vínculos de sororidad entre historietistas: tanto como miembra fundadora del colectivo internacional Chicks on Comics (de la cual aún recuerdo con anhelo su exposición en el PROA long distance relationship) como participante de los encuentros de ilustradoras en el Varela Varelita de Palermo, Paola ha sido un faro reluciente, que con sus relatos ha sabido evocar inspiración y abrir camino a maneras de narrar desde el dibujo. En un medio donde la visión canónica y predominantemente masculina ha funcionado como un factor que mantenía todo lo que no obedeciera a sus lógicas en los márgenes, hoy más que nunca vale la pena celebrar el aniversario de una obra que llegó para imponer unas reglas nuevas. O directamente, patear el tablero e invitar otras miradas al medio.
Para ponerle un moño a esta celebración elijo dejarles un extracto de la dedicatoria más hermosa que leí al respecto de este aniversario, en el post del crítico Pablo Turnes:
“A mí no me pasa seguido eso de encontrarme con algo que sé que voy a amar para siempre, pero con Virus Tropical fue amor a primera vista. Pocas historias me han conmovido así. Para un lector de historietas formado en ideas de clacisismo y vanguardismo dentro de cánones esperables, lo que hacía @powerpaola era completamente disruptivo. Uno no sabía bien hacia dónde iba esa historia (¿van las historias a algún lado?); lo que importaba era el proceso de contar, de entrar en la narración y de sentirse transformado. Es decir, después de Virus Tropical yo ya no era ni el mismo lector ni la misma persona. Podrá sonar exagerado, pero cada quien encuentra el cambio donde puede. Yo tuve suerte: lo encontré en los cómics.”
En una maniobra inédita en esta columna, y afectado profundamente por estos días de rememorar el trabajo de PowerPaola, me adelantaré a spoilear que la columna del próximo mes tendrá a Virus Tropical como una de las tres obras a ser analizadas y reseñadas. ¿El hilo conductor? Bueno… todo no les voy a contar. Será cuestión de volver para la proxima Ltd Edition. Lxs despido esperando que encuentren una lectura que les cambie para siempre, y para mejor.