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Traducido al español por Julián Alejo Sosa

Si alguna vez te aventuraste a las calles cavernosas del barrio coreano de Flores, hay una gran posibilidad de que no fuera en busca de pollo frito. Seguro te llenaste con algunas costillitas y banchan en alguna casa de comidas familiar. Los veranos sofocantes de Buenos Aires son el momento ideal para probar un plato de naengmyeon, una sopa de fideos fría, y las mejores las pueden encontrar en algunas casas viejas adaptadas para albergar locales de comida ocultos a la vista. También hay numerosos restaurantes chino-coreanos que sirven platos deliciosos de jajangmyeon, fideos bañados en una salsa dulce de porotos, o tangsuyuk, cerdo marinado en una salsa agridulce espesa. Y si buscan un poco más, van a encontrar la panadería siria más antigua de la ciudad, un restaurante pakistaní y un restaurante de sushi en el sexto piso de un edificio de oficinas.

Pero oculto en un callejón angosto a las afueras del barrio está AZIT Chicken Bar, un restaurante dedicado a vender exclusivamente pollo frito.

El pollo frito no es precisamente un plato típico de la cocina de Buenos Aires, pero si te fijás con atención, vas a notar que está por todas partes: el pollo broaster de los innumerables restaurantes peruanos cerca de Once o el chicharrón de pollo de algunas casas de comida boliviana en Linieras. Antes de toda la represión contra los vendedores ambulantes, el mejor pollo lo podías encontrar en la vereda, justo en la puerta de los negocios mayoristas de la zona. Ahora, a la mayoría de estos vendedores los pueden encontrar en el distrito de Mataderos, centro industrial de la carne. También hay pollo frito picante en locales de la colectividad dominicana, la mayoría ocultos tras una fachada de boliches caribeños, dispersos por todo el barrio de Montserrat. También, si buscan una de las mejores alitas, las pueden encontrar en el restaurante pan-africano El Buen Sabor en Villa Crespo, junto a las versiones norteamericanas de la misma receta en Palermo.

Pero en AZIT, el pollo frito ocupa casi la totalidad del menú. También van a poder encontrar budae jjigae, una sopa roja de influencia norteamericana hecha con ramen industrial y pedacitos de salchichas, o tteokbokki un plato de pasta de arroz frito bañados en una salsa picante de gochujang que se sirve acompañado de algunas piezas de pollo.

También tiene la opción del pollo entero que es una bestia completamente diferente. Lo sirven en un bowl gigante, pero austero, y viene cubierto de una salsa levemente dulce. Y el vapor sube lentamente. Está demasiado caliente como para comer. Pero lo comés igual; abrís la boca bien grande y respirás con dramatismo.

La diferencia entre el pollo frito coreano y el resto de las recetas es la cantidad abundante de almidón que le ponen al rebozado de harina. Una corteza queda se aferra levemente al pollo y cruje con fuerza entre tus dientes. Esta corteza se siente ligeramente suave, pero no al punto de ser pastosa, ya que absorbe toda la salsa: una salsa de soja y sésamo suave que cubre hasta las grietas más pequeñas de todo el rebozado burbujeante. Cada mordida libera un poco de esa salsa que cubre toda la carne blanca jugosa. Y antes de darte cuenta, te comiste medio pollo solx y estás pensando en pedirte otro.

Asimismo, seguro quieras pedirte un plato grande de papas fritas para acompañar. Pero asegúrate de ir temprano porque tienden a acabarse rápido. Igual, no te preocupes, porque cada pedido viene con una guarnición que podés recargar. Una ensalada simple de lechuga, zanahoria y pepinos crujientes cubiertos por una vinagreta cítrica agridulce. También te dan unos cuadraditos adictivos llamados danmuji que están hechos con rábanos japoneses medio anaranjados. Estos sí son super crujientes y suenan fuerte, como si las placas tectónicas se estuvieran moviendo justo entre tus dientes. Y si bien una cerveza es la opción más común para acompañar un plato de pollo frito coreano, tampoco está mal probar con una botella de soju saborizado.

En el almuerzo, la porción cuesta la mitad y la sirven con arroz blanco, guarnición y una bebida por tan solo $500. Es un menú del día tan bueno que vale la pena organizar tu día en torno a este.

AZIT Chicken Bar

Dirección: Ruperto Godoy 733, Flores.

Horarios: lunes a miércoles de 12hs a 15hs y de 17hs a 00hs; jueves a sábados de 12hs a 15hs y de 17hs a 01hs.

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