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¿En qué pensás cuando digo Marley? ¿Reggae? ¿Alfajores bajoneros? ¿Perritos que mueren? Nada de eso. Hoy vamos a hablar de Alejandro Wiebe AKA Marley. El más mejor conductor televisivo de todos. Y, probablemente, una de las personas más queridas de la farándula argentina.

Me cuesta pensar en televisión sin pensar automáticamente en Marley. Desde que empecé a investigar, mi fanatismo preexistente, que ya era un montón, alcanzó niveles insospechados. Niveles Cady Heron de obsesión. Tal vez si Marley se dejara el pelo largo luciría como Regina George… Es solo una teoría (esto es una referencia a Mean Girls).

La carrera de Alejandro empezó a finales de los ochenta. Cuando realizó algunos trabajillos de producción para Susana Giménez mientras se desempeñaba como productor en una radio. Luego en 1991 empezó a trabajar en FAX, el programa de interés general, variedades y actualidad que conducía Nicolás Repetto, Nico para los amigos del saracatunga, los corchitos y los buses. (Si no sabés de qué estoy hablando, felicidades; no sos grupo de riesgo) De hecho fue el mismísimo Nico quien rebautizó a Alejandro para ponerle Marley. Todo por un informe que Marley, el conductor, hizo sobre Marley, el músico. 

Ese era el expertise de Marley. Notas sobre cine, música y celebridades. Por cuestiones de mi edad, no recuerdo nada de FAX (¿hay acaso un nombre más noventero y menemista?), pero sí recuerdo el siguiente programa en que trabajó. 360: Todo Para Ver, el primer programa que tuvo un segmento en ¡TERCERA DIMENSIÓN! Ese 3D que se veía con anteojos de cartón con un lente azul y el otro rojo.

Marley se convirtió en el tipo de las celebridades. Él los entrevistaba a todos.  Nacionales, internacionales, legendarios, emergentes… Todos charlaron con Marley. No solo en su paso por 360, ya que este rol también lo llevó a participar de un montón de programas que contenían las palabras “tele” y “show” en sus títulos, todos en canal 13.

En el 2002, Marley decide mudarse de canal y dejar el 13 para pasar a formar parte de Telefe. Donde, para no perder la costumbre, hizo un programa que se llamaba Mundo Show, y también un programa que les va a sonar… básicamente porque sigue al aire a día de hoy: Por el Mundo. Un programa que consistía en él viajando por el mundo con diferentes celebridades nacionales para conocer destinos turísticos, comer bichos y hacer cosas peligrosas.

Y acá me voy a detener. Creo que este fue el punto en que efectivamente la vida de Marley cambió para siempre. No solo sus viajes se convirtieron en algo mítico, en Por el Mundo empezamos a conocer mucho más tanto de Marley como de sus invitados. Poder ver a las celebridades siendo unas completas idiotas es un placer que no se le debería negar a nadie. Él estaba cumpliendo todos nuestros sueños. Le pagaban por viajar por el mundo haciéndose amigo de los famosos. Cualquiera que hable mal de Marley claramente lo hace desde la envidia.

Luego de Por el Mundo vino otro súper punto de inflexión no solo en la carrera de Marley, sino también en su vida. Lo que pasó fue que el viaje que hicieron por Suiza con Flor Peña fue tan exitoso que terminaron teniendo un programa juntos. Un programa que trataba de la nada misma y de todo a la vez (absurdo todo por dos pesos style). Eran Marley y Flor Peña haciendo giladas. Inventando sketches, haciendo musicales inventados y riéndose MUCHO al aire.¿ Acaso no suena como un sueño que te paguen por hacer cualquier cosa al aire con tu mejor amigx? Esta amistad es una de las cosas más lindas que se pueden ver. Aún hoy cuando Marley y Flor se juntan rompen todos los ratings  y la gente los ama. Los que no se aman tanto son sus hijos… pero ese es un tema que abordaremos más adelante.

En fin, Marley se convirtió en el conductor estrella del canal. 18 años (y contando) donde hizo más de una veintena de programas diferentes. Condujo especiales, entregas de premios, y hasta se dio el lujo de reemplazar a Susana en su mítico programa. Fue el encargado de ponerle impronta local a un montón de formatos importados. Desde La Voz, pasando por El Muro Infernal, Minuto Para Ganar, Operación Triunfo, The Wall, Celebrity Splash, y mi programa favorito de todos los tiempos Tu Cara Me Suena. Me voy a tomar unos minutos para hablar de este programa.

Tu Cara Me Suena es un formato que consiste en que famosos imiten a otros famosos y que a su vez un panel de famosos les pongan puntajes. Qué decirles… era un deleite. Era como estar en un casamiento tipo cuatro de la mañana cuando todos ya estamos ebrios. Pero en la tele, con bocha de celebridades y con una producción que le ponía una garra impresionante. A este punto ustedes ya saben que me gusta mucho la tele.

Y así como solía ir a la tribuna de Todo X2$ (y bailar en la apertura de la temporada tres) también me aventuré a las grabaciones de Tu Cara Me Suena. Yo realmente no sé si a todos ustedes les apasiona tanto el mundillo audiovisual como a mí. Pero mi deseo para ustedes es que alguna vez puedan ver cómo se hace en vivo su programa favorito. Amaba tanto Tu Cara Me Suena que fue la temática de uno de mis míticos festejos de cumpleaños.

La autora interpretando a Marley

Mi otro programa favorito de Marley fue Dueños de la Cocina, porque unía mi amor por Marley con mi pasión por la comida. Este formato era hermoso: un montón de chefs muy genios competían por ganarse su propio restaurante. Elegían a gente del público para ir a degustar la comida y además podías conocer a Marley. Nunca me eligieron para ir. En ese programa aparecía uno de los hermanos Totake (actuales dueños de Mirutaki, uno de mis restaurants favoritos, y de Kevin también). Comida y Marley. Una combinación ganadora.

Como fui contando todo en orden cronológico, aún sin intentarlo realmente, llegamos a 2017. Desde hacía varios años, y manteniendo una vida privada bastante muy privada (solo le conocimos una novia famosa, Rocío Marengo, actual esposa del hermano de Ricardo Fort), Marley había manifestado su deseo de ser padre. “Casado o soltero. Por vía natural, adopción o por alquiler de vientre,” le dijo a las revistas del corazón. Por eso cuando Marley anunció que efectivamente iba a ser padre, todo fue felicidad, confusión y mucho de juzgar la vida del otro sin saber.

Realmente creo que como sociedad no estamos listos para tener una charla seria y libre de prejuicios sobre temas como el deseo de ser padre o madre vs. el querer una familia vs. el deseo de gestar vs. la posibilidad de adoptar. Creo que son variantes que no estamos lo suficientemente preparados ni deconstruidos para barajar. Aun así mi postura al respecto es y siempre será “yo no le voy a decir a nadie cómo vivir su vida”. Por lo cual la llegada al mundo de Mirko Wiebe para mí fue un motivo de felicidad.

Es que la vida de Mirko transcurrió frente a nuestros ojos. Lo vimos en la panza, cuando nació, su primer papilla en brazos de Lali Espósito en Hong Kong, su primer “pá” en Berlín… nada, Mirko ya conoce más países que todos nosotros juntos. Conoció a Maradona, al Papa, a Messi y hasta a Obama. Aun así los momentos más lindos son cuando podemos espiar en su cotidianeidad, y vemos que Marley y Mirko son una familia que hace cosas de familia. Que pasea, hace las clases vía zoom en la pandemia y que tiene momentos familiares y con amiguitos.

Aquí retomamos el tema Flor Peña. Porque Flor fue mamá casi al mismo tiempo en que Marley fue papá. Awww ¡más chuu! Esos niños seguro son re amigos como sus padres… pues no, mi ciela. El corazón quiere lo que quiere y Felipe (el hijo de Flor) y Mirko definitivamente no se quieren. De bebitos hasta parecían odiarse. 

Otra faceta que me gusta mucho de Marley es cómo desde su absoluta torpeza e ignorancia tuvo un approach con lo científico. No con uno si no con dos programas. La mejor parte de su programa La Nave de Marley era cuando hacían experimentos científicos, como cuando llenaron una pileta con agua y almidón de maíz, o sea una pileta de líquido no newtoniano. Algo así como una pileta de arenas movedizas, que duró solo una semana porque al toque se pudrió y llenó de olor todo el estudio. Enseñaron sobre electricidad, reacciones químicas, fuerza y resistencia. Todo con la supervisión de unos “científicos” que lo único que hacían era cuidar que nadie muriera o saliera muy malherido.

Siguiendo esa línea unos años más tarde National Geographic lo llamó para conducir La Ciencia de lo Absurdo, un programa que, basándose en videos virales de bloopers, explicaba científicamente qué era lo que ocurría. Nada mal para el torpe Marley.

En resumen, admiro genuinamente a Marley. Me parece que es un tipo que ha trabajado toda su vida en pos de lo que desea, ya sea en su vida profesional como en su vida privada. Una persona que convirtió su “boludez” en ganancia. Que no le teme al ridículo.

Pero por sobre todas las cosas, se sabe querido. No solo por el público sino también por sus colegas. Creo que la tele no es tan mal lugar mientras Marley siga ahí.

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