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Ya estamos en el 2021 y todo sigue más o menos igual. Si, logramos tener aborto legal seguro y gratuito. Si, muchos negocios han reabierto… Pero, por lo menos por mi parte, todo sigue más o menos igual. Como la mujer esencial que soy voy al trabajo, hago mi gimnasia, como, duermo y… bueno nada. No mucho más que eso. Como que las partes aburridas de mi vida cotidiana ya están super en marcha. Mientras las cosas que realmente quiero hacer o siguen prohibidas o me dan mucha paranoia. Como diría Marge, “en un momento como este solo se puede reír”.

Por suerte la TV Pública se acordó que ante todo la TV es servicio y desde el mismísimo primer día del año todos los viernes nos vuelve a regalar esa maravillosa droga llamada Todo x 2 pesos, para mí el más mejor programa de humor argentino de los últimos tiempos. Para que por lo menos por un rato nos volvamos a reír.

Todo por dos pesos. Tal vez ustedes sean muy jóvenes o muy extranjeros o ambas cosas. Pero en el comienzos de los dosmiles (como me gusta llamar a esa década) a la Argentina le iba “TAN BIEN” y estábamos TAN A FULL con las importaciones que empezaron a aparecer por todos lados estos bazares de cosas de dudosa procedencia y calidad. Donde con un (actualmente extinto) billete de dos pesos podías comprar las más variadas maravillas.  

Bien, algo de eso hay en la premisa del programa. Desde los apócrifos estudios del canal 7 en Miami, los conductores Mario (Diego Capusotto) y Marcelo (Fabio Alberti) nos dan la bienvenida a un caos orquestado donde puede pasar cualquier cosa. Una seguidilla de situaciones y sketchs en el marco de un programa sin sentido que se burla de todo y de todos. Pero sobre todo se ríe de la Argentina, de su tele, de su star system y de sus aires de grandeza. Básicamente Todo x 2 pesos es una porquería. Pero es una porquería buscada. Es nuestra porquería. Donde no se puede terminar de trazar la línea entre lo que está mal hecho porque no hay recursos (tecnológicos y/o monetarios) y lo que está mal hecho porque es mucho más gracioso así. 

Es eso. Todo x 2 pesos quiere hacerte reír. Sin mucha pretensión, sin mucho academicismo. Que te rías, como cuando ves a alguien caerse, como cuando te cuentan un chiste pésimo, como cuando algo es tan ridículo que te supera.

Tal vez todo esto te suena conocido porque ahora sos súper fan de Peter Capusotto y sus videos. Entonces tengo que decirte que en verdad la posta y el origen de la sociedad Capusotto/Saborido, estuvo en Todo x 2 pesos. Donde “Peter” Saborido supo ocupar el rol de director junto con Nestor Montalbano. Y que, si nos queremos poner más enciclopedistas, podríamos rastrear los orígenes de ambos programas en Cha-cha-cha, el programa que en los noventa le gustaba solo a unos pocos y que con el tiempo se volvió de culto. ¿Y a que no saben quiénes estaban en ese programa? Digo, aparte de Alfredo Casero, el hombre que nos hizo llorar de la risa y luego se transformó en el libertario que nos rompió el corazón… Capusotto y Alberti. 

Podríamos decir que Todo x 2 pesos es un claro ejemplo de la Oportuncrisis. Del renacer como un ave fénix de entre las cenizas. Porque el programa que todos recordamos como uno de los mayores éxitos de la TV Pública, nació en verdad como el fracaso de rating del canal antes conocido como Azul Televisión (lo que ahora conocemos como canal 9).

En 1999 el programa tuvo una breve y poco lucida temporada en ese canal para luego mudarse definitivamente al canal estatal, donde los espectadores empezaron a llegar. Lo llamamos el efecto Campo de Sueños o el efecto Waynestock. “Si lo pones al aire, ellos lo verán”. Desde comienzos del 2000 y hasta finales del 2002 el programita de humor berreta de la TV Pública creció hasta transformarse en la mega producción berreta que nadie se quería perder.

El fenómeno Todo x 2 pesos fue tal que en un momento la fila para poder ir a ver la grabación en la tribuna tenía una cuadra y media. Con una amiga nos hacíamos la rata al colegio para poder ir y nunca salíamos decepcionadas. Es que, a la experiencia de ir “a ver cómo se hace la tele” se le sumaba que cada vez más actores, actrices y bandas empezaban a aparecer en las filmaciones. Entonces además de ver el programa, por ahí ligaban un mini recital. Todos pasaron por Todo x 2 pesos. Desde Cerati, pasando por La Renga, Babasónicos, Jairo, Adriana Varela. Rock, folclore, tango. Todos los géneros eran válidos para hacer un buen chiste.

Todo x 2 pesos hizo de la economía de recursos un arte. Una de mis cosas favoritas es descubrir cómo usaron todos y cada uno de los rincones de Canal Siete para grabar. Resignificando todos los espacios comunes. Poniendo a actuar a todxs. Desde actores que no podían leer de corrido, pasando por la gente que trabajaba en producción, hasta la gente del público.

Y sí, algunos chistes no han envejecido tan bien como nos gustaría pero… ¿cancelar un chiste del pasado? ¿Hieren realmente a alguien los Carlitos Balá? No puedo enojarme porque hacen chistes súper básicos con la palabra “puto”. Realmente creo que reducir el programa a esa crítica es ser más básicos aún que el chiste “de putos” en sí mismo. Pero por sobre todas las cosas creo que no nacimos deconstruidos. Que hace 20 años solo nos reíamos y ahora, en cambio, estamos cuestionándonos cuál es la parte realmente graciosa y si sigue siendo gracioso.

Entonces amigx, hágase un favor. Déle una chance al “padre” de Peter Capusotto (que dicho sea de paso, si lo ves por la TV Pública podés hacer doblete porque después de Todo x 2 pesos va Peter). Viví o reviví Todo x 2 pesos. Cantate todos los temas del ranking. Permitite ser una boluda total con Coti Nosiglia. Intentá entender “qué nos pasa a los argentinos”. Que Irma Jusid te aconseje. Y siempre, pero siempre: cuidate, querete; ojito, ojete.

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