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En esta edición de la seguidilla de artículos que bien podría llamarse “Argentinos y sus celebridades: What Do They Know? Do They Know Things? Let’s Find Out!” se viene una tríada de mujeres. ¿Qué es lo que diferencia a estas mujeres de las otras celebridades sobre las que he escrito? En primer lugar ellas están vivas, un detalle no menor. En segundo lugar no son Ricardo Fort. Y en tercer lugar… no me caen particularmente bien. ¿Por qué escribo sobre gente que no me cae bien, se preguntarán? Bien, porque este es un trabajo sucio y alguien tiene que hacerlo. Pero además, me parece interesante esta relación estilo Erasure (love to hate you) que tenemos con estas señoras; cómo nos parecen seres horribles, pero a la vez no podemos evitar querer saber todo lo que dicen y hacen.

Prepárense para ser evangelizados sobre la santísima trinidad de las divas argentinas: Mirtha Legrand, Susana Giménez y Moria Casán, descubriendo lo bueno, lo malo y los memes que tienen para ofrecernos.
Mirtha Legrand
Rosa María Juana Martínez Suárez, aka La Chiqui, aka Mirtha Legrand, nació hace ya más de noventa años en Villa Cañas, provincia de Santa Fe. Fue apodada “La Chiqui” por ser la menor de tres hermanos. José Martínez Suárez (quien supo ser el hermano mayor y mi Martínez Suárez favorito, un hombre hecho de cine) y Silvia Legrand, su hermana gemela, mejor conocida como Goldie. Los tres hermanos se dedicaron al cine. José detrás de la cámara y las gemelas al frente. Su debut fue en 1940 en la película Hay que Educar a Niní protagonizada por Niní Marshall. Y medio que después de eso Mirtha nunca dejó de trabajar.

Más de 30 películas en su haber, 11 obras de teatro, dos ciclos radiales, incontables participaciones en novelas, series y especiales de TV. Sin embargo, para todos nosotros Mirtha es la reina de los almuerzos. Con algunos breaks esporádicos y una posterior incursión en las cenas, Mirtha Legrand viene comiendo con los argentinos desde 1968. 50 años de comiditas. Artistas, políticos, deportistas, periodistas, figuras internacionales, médicos, escritores y hasta algunos presidentes de la nación, todos pasaron por la célebre mesa.
Y acá es donde todo el asunto se empieza a poner rari. Mirtha es una señora y con la impunidad que ser una señora le da, ha preguntado hasta lo inpreguntable. Porque creo que ni tiene que ver con si es o no bastante muy de derecha. Creo que es más una cuestión de saber que puede decir y preguntar cualquier cosa y que más allá de que se arme cierto revuelo, nada va a pasar. Nadie se atrevería a cancelar a Mirtha Legrand. Le ha preguntado a mujeres golpeadas por qué creen que les pegaron. Ha insistido en que le revelen embarazos recientes. Que le cuenten abusos y otras situaciones traumáticas al aire. Tiene también una marcada tendencia a los dichos homofóbicos. Hasta se atrevió a sugerir que una pareja adoptante homosexual podría tener más chances de violar a su hijo. Ni qué decir de su posición tomada frente al feminismo y las causas que éste defiende. La señora está en contra del aborto, de la ESI, del lenguaje inclusivo… medio que si es algo que permitiría un cambio para mejor, la Chiqui se va a oponer.
Entonces… ¿por qué Mirtha sigue siendo Mirtha?, ¿por qué sigue en la tele?, ¿por qué la seguimos mirando?. Porque cada tanto Mirtha se manda alguna y nos recuerda que abajo de todo ese conservadurismo hay, para sorpresa de todos, una persona. Los momentos en que Mirtha vuelve a ser Rosa María son los momentos en que nos olvidamos, un poco, que es una persona horrible.
Mirtha puteando, Mirtha tentándose porque le hicieron un chiste tan fuera de lugar que ni ella puede caretearlo, Mirtha jugando al lipsync con los Pimpinella.
Y es que hay que admitirlo. ¿Cuántas personas grandes conocen ustedes que sean realmente progres? O sea, hasta mi madre, que tiene veinte años menos que Mirtha, a veces se olvida que supo ser una joven idealista y se le escapa algún comentario facho. ¿Qué podemos exigirle a una señora de noventa y pico de años? ¿Que se retire tal vez? Eso nunca va a pasar. Yo creo que si este año que pasó en aislamiento no mató a Mirtha, nada lo va a lograr. Mirtha va a seguir con sus almuerzos por siempre. Espléndida, con la memoria intacta, poniéndose de pie cada vez que nombra a Villa Cañas, acariciándose la cara con una rosa y repitiendo este mantra que no puede ser otra cosa que el secreto de su vida eterna.
“Como te ven, te tratan. Si te ven mal, te maltratan. Y si te ven bien, te contratan.”
Susana Giménez
Con Susana creo que uno puede identificarse más porque detrás de todo solo hay una mujer. O sea, ni una diva total, ni una mujer fatal. Es Susana, es siempre igual. Esta cancioncita podría ser anecdótica de no ser porque efectivamente es Susana y es siempre igual. Hay en Susana como una sensación de… ¿frescura?, ¿torpeza?, ¿poca premeditación?. Como esa sensación de haber estado en el lugar indicado en el momento indicado.
No es por quitarle mérito, pero creo que Susana ha tenido mucha suerte. Digo, no siempre ha tomado las mejores decisiones y aun así ha salido airosa. Y eso que le pasó de todo. Acusaciones por estafas. Romances tormentosos. Un divorcio millonario, con lanzamiento de objetos contundentes incluido. Y además pudo surfear como una campeona todos y cada uno de los comentarios desafortunados que han salido de su boca.
Susana tiene algo. No se bien que es. Pero la gente la ama, la bancan en todas. Sin ser una gran actriz, ni una gran cantante, Susana hizo 34 películas, 14 obras de teatro (dos de ellas musicales) , grabó dos discos y además condujo Hola Susana, el otro hito televisivo aparte de los almuerzos de Mirtha. Ese programa que lo tenía todo. Juegos con premios millonarios, entrevistas, celebridades internacionales (RuPaul visitó a Susana), fenómenos (desde el hombre más chiquito del mundo hasta la chica que lloraba cristales), musicales, sketches cómicos llenos de famosos. ¡Qué programón, hola Susana!
Y por sobre todas las cosas tenía lo que más nos gustaba a todos, las perlitas. Un compilado de todas las pifiadas de Su. Porque si hay algo que Susana ha hecho es reírse de ella misma. Así nos regaló joyas como “un dinosaurio… vivo?!” o cuando una salamandra la mordió y ella la revoleó por el aire haciendo llorar al pequeño dueño.
Eso es lo que creo que pasa con Susana. Es entrañable. Es torpe. Es mal hablada. Es cabrona. Y obvio, cada tanto se la manda olímpicamente. Quiero creer que más por no pensarlo demasiado y hablar en caliente, que por maldad. Su ha dicho cosas terribles, “El que mata tiene que morir”, para después intentar zafarla agregando “en la cárcel”. O cuando dijo “Si hay mucha pobreza, que la gente se vaya al campo”.
Tal vez deberíamos hacer un mea culpa y dejar de preguntarle ciertas cosas a Susana. Después de todo es una conductora de tv. No es política, ni nada que se le parezca. Sí forma opinión, pero no es que se formó para eso. Ella responde lo que le preguntan. Y acá creo que está la diferencia con Mirtha. Susana suele mandársela cuando la entrevistan a ella. Rara vez dice algo adrede para sacar de lugar a su invitado. Y además súper ama a los animalitos, cómo no quererla. Probablemente quiera más a los animales que a las personas. Cosa que dejó más que clara cuando dijo “El sueño de mi vida es comprarme tierra en África y curar chimpancés” ¿Quién soy yo para juzgarte, Su?
Sin razón aparente voy a dejar mi musical favorito de Susana para terminar este segmento.
Moria Casán
Y por último tenemos a Ana María Casanova Faga, a Moria. La One. La que siempre está de vuelta. Porque si antes hablábamos de escándalos, lo de Moria no sé ni cómo podríamos empezar a calificarlo. Con Moria siempre todo es más grande, desmesurado, excesivo. Ella, su cuerpo, su estilo, su vida. Todo muy mucho. Una carrera que inicialmente se construyó en base a su cuerpazo. Desde su debut en 1970 a la actualidad Moria participó en más de 40 revistas como vedette, casi 20 películas picarescas (muchas de ellas junto a Susana), fue partenaire de los mejores capocómicos y ella misma luego ocupó ese lugar. En tele hizo humor, drama y condujo los mejores talk shows de los que tenemos memoria. Hablando de memoria, así se llama su libro: meMORIA.
Es que más allá de un cuerpo exuberante y las ganas de mostrarlo, Moria es inteligente, es rápida. Es la respuesta a la pregunta que todavía no llegamos a formular. La solución a un problema que ni sabíamos que teníamos. Fue hábil. Además de su faceta artística es empresaria, productora y se le animó a la política cuando se postuló en 2005 como diputada nacional por un partido derechoso. Por suerte no ganó.
Parte de lo que me resulta difícil de digerir de Moria es un poco esa dicotomía. Moria es de avanzada, con pensamientos super vanguardistas y de repente… se le escapa la hija del oficial del ejército que aún vive en ella y salta con algún comentario poco afortunado. O se candidatea a un puesto político con un partido político horroroso. O habla pestes del feminismo. En fin. Moria es de avanzada, pero sigue siendo una señora, que a veces se olvida que no todos tuvieron las ventajas que ella tiene. Y que la manera en que ella vive su vida no es la que todos tenemos y/o queremos para nosotros.
Sin embargo no puedo más que quitarme el sombrero ante Moria. Creo que cuando las papas queman, cuando queman posta posta, Moria se la banca y se hace cargo. Cuando la acusaron de haber robado unos zafiros en Paraguay Moria fue a presentarse frente a la justicia paraguaya… olvidando la bolsita de merca que llevaba en la cartera. Lo de las joyas más lo de la droga hizo que quedara detenida. Pero siempre Moria, nunca inMoria. Habla maravillas del tiempo que pasó privada de su libertad, y de sus compañeras de celda. Al punto que luego de haber sido liberada intentó volver para pasar las fiestas con ellas… nada, Moria style.
En plena cuarentena, cuando estalló el escándalo de mala praxis y estafa médica del Dr Mühlberger todos estábamos esperando a ver qué decía la diva ortomolecular. Porque no fue en ningún otro programa sino en el programa de La One donde el doctor anunció que tenía LA CURA para el COVID. Pero Moria, en su infinita sabiduría, dijo “En la vida se puede hacer de todo menos no pagar las consecuencias. Ahora, si la clínica está en condiciones, no lo sé. Eso lo sabrá el doctor y quien lo juzgue.” Y así como quien no quiere la cosa se despegó completamente del asunto.
Porque si hay algo en lo que Moria es buena, es argumentando. No le dicen la Lengua Karateka por nada. Se ha despachado con las frases más recordadas del imaginario popular argentino. Moria es una bully profesional y puede hacerte y destruirte, mediáticamente hablando, con una sola frase. Porque si uds dicen “It’s my party, and I’ll cry if I want to” yo me quedo con “Si querés llorar, llorá”.