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Esta es la segunda nota en nuestra serie sobre golosinas Argentinas, con la participación de Estilo Naná. Para leer la primera, donde discutimos varios aspectos de la cultura e idiosincrasia de la golosina Argentina, clickea aquí.
Si yo dedicara mi vida a criticar golosinas, seguramente seguiría los pasos de Marge Simpsons apostando a que todos los caballos se van a divertir. En mi caso la apuesta sería a que todas las golosinas son ricas.
Por suerte para ustedes, Naná está nuevamente con nosotros para que esta degustación tenga el velo de seriedad que se merece. Juntas pondremos bajo la lupa — no literalmente — a las que consideramos las golosinas más emblemáticas. Las miraremos, las oleremos, las probaremos y, finalmente, las evaluaremos, en una competencia donde el único ganador es el sabor.
Sí, seguramente hayamos olvidado algunas, pero esas estarán en la próxima degustación. O tal vez no, y ustedes deban sumarse al staff de La La Lista para poder escribir de sus golosinas favoritas. Mientras tanto, Naná y yo jugaremos un rato a la policía buena y la policía mala del mundo golosinistico. En esta oportunidad nuestras víctimas serán tres alfajores, una oblea, una galletita rellena y tres bocaditos. Manteniéndonos del lado chocolatoso de la vida, por recomendación de Nikki.

Alfajor triple Guaymallén
Relleno de mermelada de membrillo con baño de repostería fantasía sabor vainilla.
Guaymallén es conocido como “El alfajor de la familia” Siempre fue una empresa familiar 100% argentina. Producen 1.600.000 alfajores por día, utilizando 11.000 kg de azúcar, 20.000 kg de harina y 25.000 kg de dulce de leche. Es de los alfajores más económicos.
Naná comenta: “Mi abuelo me traía una caja entera de Guaymallén cuando viajaba a Mar del Plata. Probablemente porque eran baratos.” Lo cual nos demuestra que la emoción del niño es por la cantidad recibida y no por la calidad.
El packaging cumple su función. No se pegó y preservó el producto. Nos gustó que sea verde abortero, aún cuando el verde no tiene nada que ver con el color del membrillo. Triple de membrillo, el alfajor abortero.


Al verlo notamos que el glaseado no es uniforme. Huele rico, a vainilla. Es un alfajor muy bueno, con buena relación precio-calidad. Tiene algunas cuestiones con el baño fantasía, que deja como una sensación de cera o grasa en el paladar. Sería ideal un baño similar al que tiene, pero tal vez de mejor calidad, eliminando la sensación final en boca. Las tapas son muy dulces y avainilladas. Buena textura del membrillo. No le ponemos 10 porque seria negar ciertas debilidades que tiene, por ejemplo con el glaseado.
Sabor: 8
Packaging: 10

Alfajor Jorgito clásico negro
Relleno con dulce de leche con baño de repostería negro.
Antes que nada tenemos que hablar de la mirada que tiene Jorgito en el logo. Es algo irreproducible. Es imposible determinar cuál sería la edad de Jorgito; para ser niño tiene mucho pelo y mucha picardía. Pero no luce viejo o adulto tampoco. En envoltorios antiguos no encontramos esa mirada de parte de Jorgito.
El empaque actual de plástico puede no ser el más lindo, pero tenemos que admitir que es más funcional y más apto para el consumo actual, como para ser tirado en una mochila y sobrevivir sin romperse. Aún habiendo cambiado el material, el empaque sigue luciendo muy parecido a los envoltorios más viejos manteniendo una vibra retro. Entre luxury y lumpen. El clase media aspiracional de los alfajores.


Cabe destacar el nivel de gramaje; el Jorgito solía venir de 50 gramos y la actual es de 55 gramos. A diferencia de casi todas las golosinas que se fueron achicando, esta golosina la agrandaron un poquito. Tanto Guaymallén como Jorgito tienen unos logos impresionantes. El color cobre resalta lo retro del empaque. Un alfajor económico pero con un baño claramente superior al de Guaymallén: mucho más generoso, más grueso, con un buen sabor a cacao. El aroma de la galleta tiene un dejo cítrico. También remite al aroma del pan dulce. Deja menos sensación de grasitud en la boca que el Guaymallén.
Sabor: 9
Packaging: 9

Alfajor Glaseado Día%
Relleno de dulce de leche.
El packaging es muy desprolijo, de mala calidad. No estaba correctamente sellado y eso arruinó el producto. Su envoltorio quiere parecerse al de otras marcas apelando a que el comprador distraído lo confunda. Es casi una copia del empaque del alfajor Terrabusi.

El alfajor llegó roto y aplastado. Perdió mucho glasé. Huele como un alfajor de maicena, pero su sabor es parecido al del Fantoche. Es poco generoso con el dulce de leche, aún comparándolo con el alfajor Día de chocolate. No tiene nada que lo distinga, que lo haga resaltar.
A no confundirse, es rico. La galleta es buena, pero poco esponjosa. El glaseado es muy poco y no cubre uniformemente. Creemos que su aroma prometía mucho y no estuvo a la altura. Desconocemos quién lo produce. Evidentemente el público sabe que el alfajor de chocolate día es superior a su compañero glaseado y por eso se ha vuelto tan difícil de conseguir.
Sabor: 6
Packaging: 4, desaprobado.

Rhodesia
Oblea con relleno sabor limón cubierta en baño de repostería.
Se extraña el antiguo empaque que traía un papel metalizado que se podía usar para hacer anillos de mentira. Pero se comprende que el empaque actual debe ser más barato y a su vez más funcional. El entramado de la estampa es muy del futuro pasado. El entramado original que se veía en el empaque es de 1952 y no se mantuvieron los colores. La combinación de colores actual no es tan efectiva como la clásica.

Rhodesia fue un estado no reconocido que existió en el sur de África donde se encuentra la actual República de Zimbabwe, así que esta golosina bien podría llamarse República de Zimbabwe. Hay una historia apócrifa sobre los inicios de la Tita y Rhodesia, que habla de desamores y traiciones, pero que no ha sido comprobada.

El empaque protegió al producto y el mismo no perdió su baño para nada, cosa de suma importancia en esta golosina. Huele a limón y a chocolate. Su baño de repostería es de los que más sabor a chocolate amargo tiene.
La oblea es muy buena. Es liviana y crocante. Por ser tan liviana permite que la Rhodesia sea ligeramente más grande que la Tita sin que difiera tanto su gramaje (4 gramos de diferencia en 2 cm más de producto). La Rhodesia es más calórica que la Tita. Creemos que el relleno tanto de la Tita como de la Rhodesia es el mismo, y a su vez es muy similar al relleno de las galletitas Opera — aún cuando Rhodesia y Tita son de Terrabusi y las Opera son de Bagley.
Sabor: 7
Packaging: 7

Tita
Galletitas dulces con relleno sabor limón cubiertas en baño de repostería.
La Tita como la Rhodesia sufrió la eliminación de su empaque de papel metalizado. El diseño de su empaque no dice demasiado. Es un diseño mucho más simple que el de su compañera.
El baño de la Tita huele como a chocolate de calidad. Como el Águila. Probablemente el mejor baño de repostería de toda esta degustación.

En este momento de la degustación Naná me devela el secreto de las Tita… están hechas con galletitas Manon. Son galletitas de leche, lo cual justifica porque no me gustan (yo soy una chica Rhodesia). A mí no me gusta el sabor de la leche, razón por la cual la Tita no me parece rica. Para Naná son la gloria y le fascinan. Fue la única golosina que no degustó de manera profesional y se la comió de una con gusto. Según dice, la combinación es excelente. Lamentablemente el hecho de que el relleno no está correctamente distribuido arruina un poco la experiencia.
Sabor: 9 (de parte de Naná)
Packaging: 8

Marroc
Bocadito de praliné blanco y leche.
El envoltorio es muy hermoso. La perfección de sus ángulos remonta al origami. Además la estampa acompaña toda esa rectitud. Aun así, es un envoltorio que no preserva el producto. El papel metalizado no contiene el bocadito en caso de que empiece a derretirse y eso ocurre con muy poco calor. El corazoncito en el logo de Felfort es un detalle hermoso. Un poco kitsch, pero muy romántico. Saben que sus productos están hechos para la conquista. Siempre el tamaño de la marca Felfort es tanto o más grande que el nombre del producto en sí.
El bocadito en sí mismo huele fuertemente a mani. No indica contener chocolate en su composición pero sí cacao. Es una golosina muy popular, dato corroborado en múltiples entrevistas realizadas por Naná. Es curioso que sea uno de los bombones favoritos de los argentinos y no contenga dulce de leche. Tiene un sabor muy bien logrado y características de bombón fino sin ser un chocolate. Por ser el favorito de la gente, Felfort apostó al Marroc. Ahora tienen no solo diferentes versiones de Marroc, sino otras golosinas incorporando Marroc.
Creemos que la popularización de la manteca de maní y el Marroc van de la mano. El paquete hace alusión a contener almendras pero esto no se ve reflejado en su sabor. Tal vez un poco en su olor. Antes los Marroc tenían un color más oscuro y actualmente son mucho más claritos y blanditos. Son poco resistentes al calor. La empresa dice que fue un invento de Felipe Fort, pero nosotras lo dudamos.
Sabor: 9
Packaging: 6

Mentita
Bocadito de crema de menta bañado en el más exquisito chocolate Felfort. Si es chocolate, es Felfort.
Una vez más el logo de Felfort es más grande que el del producto y tiene una mezcla de tipografías que nos vuelve locas. Tiene un empaque bien lujoso. Muy metalizado, recuerda al papel glasé del colegio. Es tan brilloso y el color de fondo es tan oscuro que no se llega a leer la información del producto. Este envoltorio aguanta más que el de Marroc. El papel copia perfecto la textura del producto.

La textura de la crema de menta no es la mejor. Nos gustaría que tuvieran menos relleno. Algo más cercano a un After Eight, aún cuando el relleno de los After Eight es más ligero o más líquido. Una caja de Mentitas, según su página oficial que ahora tiene tienda on line, sale lo mismo que una caja de After Eights pero contiene literalmente el doble de producto.
Lo mejor de las Mentitas es la sensación en la boca después de comerlas. El regusto fresco de la menta que queda en la boca. Eso habla bien del producto. Es una de las cosas que se busca cuando se cata seriamente un chocolate. Cuando perdura el sabor en boca. A mí me gustan mucho porque tengo gustos de señora. Pero consideramos que hay un problema de textura más que de sabor.
Sabor: 6
Packaging: 8

Cabsha
Bocadito de chocolate semi-amargo relleno de dulce de leche.
El packaging es pésimo. El papel metalizado super finito no llegaba a cubrir el producto. El bombón quedaba muy expuesto. Aún así, su logo es hermoso con esa especie de piba lechera.

Al partirlo, el dulce de leche resultó estar durísimo. Totalmente decepcionante, ya que esperábamos una cascada de dulce de leche. El bombón se desarmó por completo. Se le cayó todo el baño de chocolate. El dulce de leche está duro como una piedra, totalmente desagradable. Se nos pegó en los dientes. No quisimos terminar nuestros bocaditos. Dudamos de la calidad del mismo. Nos da desconfianza.
Naná indignada dijo “qué manera de arruinar una golosina clásica y nacional por abaratar costos en el empaque. Sos Arcor. Sos el mayor productor nacional de golosinas y andas miseriando en el papel de envolver.”
Sabor: 2
Packaging: 1
Luego del gran fiasco del bocadito Cabsha, Naná y yo agendamos la próxima degustación que nos encontrará probando chupetines y caramelos.